El lugar de la feliz llegada

"El lugar de la feliz llegada" es una serie de ocho óleos de 150 x 150 cm. que representan el grueso de mi trabajo durante 2007. Este grupo de obras fue expuesto el invierno de 2008 en la Galería Rene Metras de Barcelona.

EL LUGAR DE LA FELIZ LLEGADA

Según “El mito de la diosa” de Anne Baring y Jules Cashford , Eleusis significa “El lugar de la feliz llegada”. Encontré este título cuando esta serie de ocho cuadros estaba ya empezada. Esto me ha sucedido en bastantes ocasiones. Mientras estoy trabajando en un conjunto de obras o en una sola, en una lectura aparecen unas palabras que se imantan con el trabajo en curso.

Este grupo de telas son evidentemente consecuencia de los dibujos que titulé “Páginas de un libro”, aunque allí había una relación entre dos elementos –una figura femenina y otro– que aparecían distanciados o contrapuestos, quizá escindidos, y aquí se muestran integrados en un mismo espacio, el cuadrado que los contiene. Esta diferencia formal tiene una relativa importancia, la tiene más el estado anímico que los ha generado.
Si “Páginas de un libro” resultaron de una reflexión sobre la alegría de vivir, aunque matizada por una melancolía adherida, que en ocasiones llegaba a imponerse; “El lugar...” está mucho más cerca de una reflexión sobre la muerte. La muerte como misterio último, no dramática, más bien serena y conectada con un desconocido intuido de un modo esperanzado.

De los “Misterios de Eleusis” poco se sabe, excepto que Deméter y Perséfone eran protagonistas, puede que únicamente una de ellas. Ni Eliade ni Campbell ni Kerényi llegan a dar más que hipótesis al respecto. La dualidad de las dos diosas y el hecho de que una de ellas sea habitante del Hades, puede ser que haya traído el título hasta aquí. Perséfone está más allá de la muerte.

En todo caso la presencia de la feminidad –de la Diosa– es incontestable. Kerényi se atreve a afirmar sin dudas que se trata de Perséfone y dice: “efectivamente ella, la arretos koura, la “doncella inefable”, la única de todos los seres vivos a los que se da este epíteto en la tradición, era el secreto.” Se pone en relación aquí la mística griega con la tradición sufí persa.

Durante la realización de estos ocho cuadros sucedieron más cosas. La elección de los elementos que acompañan como atributos a las figuras femeninas aparecieron espontáneamente sin ninguna intención previa de dar un sentido determinado. Pero las auras –en el sentido que les da Elémire Zolla, sincronismos que ocultan verdades profundas– fueron apareciendo. No quiero entrar aquí en demasiados detalles, pienso que el espectador tiene que tener una total libertad de lectura no mediatizada por explicaciones innecesarias. Baste decir que alguna de estas “casualidades” fueron estremecedoras para mí, cambiando, hasta cierto punto, mi percepción de determinadas cosas.

Ahora yo también he pasado a ser un espectador más de mi propia obra. Como les sucede a algunos animales, para los que en un preciso instante sus hijos dejan de serlo y pasan a convertirse en otros animales, así sucede con mi trabajo. Sin saber porqué en determinado momento mis cuadros dejan de ser mis cuadros. Puede que algún día, transcurrido un necesario tiempo, pueda reflexionar con mas tino sobre “El lugar de la feliz llegada”.

Diciembre 2007