viernes, 29 de mayo de 2009

Stupor Mundi

Este texto de Jesús Martínez Clará fue escrito para ser publicado. Lamentablemente no ha sido así. Lo reproduzco aquí porqué me parece que significa una aportación teórica a mi trabajo que a mi mismo me ha sido muy útil.



Ramón Herreros: “Stupor Mundi”.

La última exposición de Ramón Herreros se llama:”El encaje de los tiempos”. Una vez más, ha hecho honor a su derecho de artista , es decir, a la capacidad de buscar y encontrar, de equivocarse o seguir. En esta exposición ha ido aun más allá de lo que nadie podía imaginar; ha reconciliado dos tiempos, el primero que todo el mundo recuerda con nostalgia y alabanza, dominado por una abstracción poética y geometrizante de hace dieciséis años, y el segundo, en la que la figura del árbol y la mujer se convierten en arquetipos simbólicos. El pintor ha hecho un largo periplo en el que partiendo de la abstracción, ha derivado a la figuración, apelando al derecho del artista a hacer lo que le de la gana. Ahora,Ramón Herreros ha encajado tiempos en el momento conveniente y ha vuelto a crear un “stupor mundi”. Nos ha vuelto a sorprender.

La expresión “ estupor del mundo” es una expresión que se utiliza para nombrar al emperador Federico II Hohenstaufen (1194-1250) personaje de carácter excéntrico, heterodoxo y extraordinariamente culto para su época.

La fascinación de Ramón Herreros por este personaje le llevó a visitar su tumba en Palermo y dedicarle una de sus obras de la antigua época y también de la nueva que se llama Jesi (1993-2009) y que aquí reproducimos. La citación culta no extraña en este artista que no limita sus intereses intelectuales a la pintura, como a demostrado a través de la edición de la revista Arc Voltaic y que siempre ha estado rodeado de amigos cultos que celebran, se interesan o cuestionan sus hallazgos.

En la actual exposición nos muestra nueve obras, en las que la mujer-modelo comparte el espacio con formas-modelo. Un reencuentro en el que la síntesis permite ver a la figura como abstracción y a la abstracción como figura. En ambos casos nos encontramos ante modelos .La mujer está aquí posando en lo que podría llamarse “arquetipos posicionales” es decir una forma de recogerse sobre si misma en cuclillas o en mirar hacia el suelo de modo ensimismado, en inclinar melancólicamente la cabeza, en tocarse un pie o en acariciarse el pelo. Estas mujeres calladas son tan herméticas como las propias formas abstractas que las acompañan. Este momento de síntesis, es el auténtico encuentro entre figura y forma. Entre forma y símbolo. Este artista ha convertido a la mujer en una portadora de secretos y silencios, la ha convertido en la depositaría de un secreto que a través de una reservada “anunciación” conoce algo que no revela. Algo que se guarda y calla.
Con igual reverencia, representa dos octógonos irregulares unidos en uno de sus vértices de un azul magnífico. Los perfiles crean límites precisos y diáfanos, los colores bien escogidos crean belleza y una luminosidad extraordinaria para tratar, tanto en la figura como en la abstracción, temas muy oscuros de alta significación simbólica.

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