Hace poco he oído decir a alguien que en estos momentos no se pueden pintar paisajes, como si esto significase dar la espalda a los oscuros tiempos que estamos viviendo.
En alguna etapa de mi vida he creído en la utilidad social de una arte político, comprometido, de esto hace ya mucho tiempo.
Si el horror del entorno impidiese pintar paisajes, nunca se hubiesen hecho, es más creo que jamás se hubiese ni siquiera pintado.
Así que sigo pintando paisajes...
Ocasionalmente uso como técnica la acuarela, denostada como si fuese un género menor, y que, sin embargo, estimo mucho; al contrario del óleo -que exige largos períodos entre el inicio y el fin de una obra- la acuarela es inmediata, inmediata e irreversible.
He aquí algunos de los trabajos realizados estos últimos años..
También por eso existe el arte, creo yo: como antídoto contra el horror. O como consuelo, al menos. Un abrazo, Ramón
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