El pasado sábado, cinco de mayo, se inició una nueva aventura en el estudio: un taller para niños.
Tengo la certeza de que la pintura, el dibujo no morirán nunca, y el principal argumento que sostiene esta idea, es el entusiasmo con que la mayoría de los niños pintan y dibujan. Parece una pulsión que se traslada en los genes.
Fue una experiencia aleccionadora, que muy posiblemente repetiremos. Me ayudaron Engràcia y Nuria, a las que agradezco sinceramente su colaboración, yo solo no hubiese podido atender a todos.
A los niños ánimos, y gracias por la seriedad que se tomaron el trabajo. En especial, ánimos para una de las niñas que me dijo que quería ser pintora...
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